CUIDADO CON EL ASESINO
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CUIDADO CON EL ASESINO
Cuenta la historia que el odio convocó a una asamblea extraordinaria a los sentimientos más detestables. El objetivo de tal reunión: Hallar el encargado de “Asesinar al amor”.
El rencor se ofreció diciendo: “Tengo la capacidad de hacerlo y lo lograré en menos de 3 meses”. El odio asintió con mucha expectativa y le deseó éxito en su misión.
Al cabo de tres meses el rencor regresó con la mala noticia de que a pesar de todos sus intentos, el amor salió airoso y evitó su muerte.
El odio bastante molesto gritó: ¡Acaso no hay alguien que pueda matar al amor!!!
En ese momento se levantó el egoísmo y dijo: “Señor odio no se preocupe, le aseguro que en dos meses el amor estará muerto.
Al pasar el tiempo estimado, el egoísmo regreso con un parte de derrota diciendo: “Casi lo logró, lo tenía dominado, pero al final el amor cobró fuerzas y me venció”
Ya sin esperanza alguna y muy cabizbajo, el odio empezó a llorar. Fue entonces cuando una figura grisácea y bastante extraña dijo: “Señor odio, sólo necesito un mes para asesinar al amor”.
Al pasar exactamente un mes, aquel peculiar personaje retornó y con mucha frialdad exclamó: “El amor ha sido asesinado”
Los gritos y la algarabía se apoderaron de aquel lugar. El odio brindó por la muerte del amor y antes de que el autor material de tan esperado homicidio abandonara el sitio de reunión le pregunto: Y tu cómo te llamas?.....A lo que respondió con mucha apatía: “Yo soy la RUTINA”
Quise tomar como base esta interesante historia porque ayer en EE.UU. y varios países del mundo, se celebró el día de san Valentín, día de los enamorados ó día del amor y la amistad. Fue curioso ver como los medios de comunicación hicieron todo un despliegue anticipado de lo que sería ese día. Ayer y el pasado fin de semana los centros comerciales no daban abasto con los ríos de gente que corrían de un lado a otro, buscando el detalle apropiado para la persona amada. Y eso está bien.
Sin embargo, sería bueno preguntarnos sí tenemos la conciencia para hacerlo diariamente, ó sí por el contrario necesitamos de todo un show mediático y consumista para poder reconocer y demostrar el valor de nuestra esposa(o).
Después de tantos años brindando orientación y consejería, mi esposa y yo hemos encontrado que un alto porcentaje de las parejas que llevan más de 5 años de casados, tienden a descuidar la relación matrimonial por el desempeño de su roll en el hogar.
Ejemplo: EL HOMBRE
(Aclaro que no es general, pero si una constante)
De lunes a viernes trabaja incansablemente, permanece ocupado, nunca tiene tiempo ni para llamar a saludar a su esposa. Cuando llega a casa siempre está cansado, aduce que tuvo un día muy duro y lleno de problemas y lo único que quiere es comer, ver televisión y dormir. Esto, cuando no tiene ganas de sexo. Y ante cualquier intento de diálogo de su esposa, lo que brota con facilidad es el inconfundible dialecto de los monosílabos…..Bien, ahí, aja, ok, si, no, bueno, uummm, ya, etc.
Esto sin olvidar que el fin de semana es para el fútbol y los amigos.
LA MUJER
(Aclarando que no es general, pero si una constante)
Las que no trabajan y no tienen una empleada que les ayude, de lunes a viernes laboran activamente en sus casas con todas esas tareas que para muchos no tienen valor…Madrugar, hacer el desayuno, alistar los niños, llevarlos a la escuela, limpiar la casa, hacer el almuerzo, lavar, planchar, recoger los niños, darles el almuerzo, ayudarles en sus tareas, ir al mercado, preparar la cena y atender al marido cuando regresa.
En los dos casos, ambas funciones son importantes y ninguna de ellas puede subestimarse.
Lo grave del asunto, es que cuando se cae en la monotonía de una rutina, se puede perder la esencia que identificó a la pareja cuando decidieron casarse. ¿Qué quiero decir?...Bueno, sí nos remontamos a la época gloriosa del noviazgo, todo era espectacularmente maravilloso. No importaba el cansancio, el tener que madrugar al día sig
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